MENCIÓN HONROSA
La rana, prisionera en la tapa del acueducto, se sacudió como todos los días. Finalmente, esa noche logró liberarse. En la conmoción, renació al recuperar su facultad de movimiento. De un salto alcanzó el escudo adosado a la pared del edificio distrital contiguo. Se aferró a él, suspiró… Cubrió cuidadosamente con su desnuda anatomía al águila del emblema. Ahora, el anfibio sobresalía del fondo amarillo del blasón. Dirigió su mirada al oeste, sus patas sujetaron las coloradas granadas, resplandeció en su cabeza la corona áurea. La deidad acuática muisca había vuelto a manifestarse. Muchos vieron guapuchas danzando en los humedales.
Iván Augusto Cortés Cabrera, 48 años
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